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Foto del escritorAlessandra Bonnett

Las emociones y los hábitos de alimentación

Las emociones tienen un impacto significativo en los hábitos alimenticios de todas las personas. En los últimos años, la ciencia ha demostrado una asociación entre estados emocionales y comportamientos alimenticios inadecuados como, por ejemplo, la ingesta excesiva de alimentos o el consumo de alimentos altos en grasas y azúcares.


Esto se debe en parte a la interacción entre los sistemas de recompensa cerebral y el sistema de regulación del apetito. Los alimentos altos en grasas y azúcares activan el sistema de recompensa cerebral, lo que puede ayudar a aliviar temporalmente el estrés y la ansiedad. Sin embargo, a largo plazo, estos hábitos alimenticios pueden tener consecuencias negativas para la salud, incluyendo obesidad y enfermedades crónicas.


Además, los estudios han demostrado que los estados de ánimo desagradables, como la tristeza y la ansiedad, se asocian con una mayor probabilidad de comportamientos alimenticios inadecuados, mientras que los estados de ánimo agradables se asocian con una mayor probabilidad de seguir una dieta saludable y equilibrada.


De acuerdo con ello, será importante reconocer y manejar adecuadamente las emociones para prevenir comportamientos alimenticios poco saludables y mejorar la salud a largo plazo.




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